El ajo termina con el sufrimiento del rabioso prurito


En mi decidida disposición a enfrentarme desde hace tiempo a toda nueva dolencia, aunque parezca disparatado, mi subconsciente agradecido reclamó, una vez más, el auxilio del ardor del ajo frente al del Prurito.

Yo los creía incompatibles, por ser del mismo signo. Inesperado e inconcebible milagro: el fuego apagaba al fuego.

El ajo, siempre dispuesto, atajaba una nueva enfermedad.

El mal se inicia en el tercio bajo de las pantorrillas y en la caña del pié a consecuencia de una antigua insuficiencia circulatoria venosa y su consecuente alteración linfática, ya convertida en pseudoeczema, por la antigüedad de la lesión, cuyo origen se remonta a más de 35 años atrás.

En principio y durante bastante tiempo apliqué a la parte afectada duchas de agua fría y una gran variedad de cremas hidratantes para la piel. En vacaciones practiqué el enterrar las piernas, hasta por encima de las rodillas bajo la arena húmeda a la orilla del mar con resultados agradables, lástima no haberlo podido hacer más a menudo.

Como secuela de todo el proceso narrado, recientemente, han surgido, en zonas variables del cuerpo, sarpullidos con las características propias del Prurito: un picor ardiente nervioso.

No se conformaron los picores con martirizar a las piernas afectadas por la insuficiencia, sino que extendieron por diversas partes del cuerpo, pecho, brazos y espalda.

En todas las partes donde aparecieron los picores de prurito, acudimos con el ajo, y por su jugo tocados, cesaron los picores y desaparecieron las irritaciones.

3 comentarios:

MJ dijo...

Con el ajo se van los picores?
que hay que hacer?

MJ dijo...

Con el ajo se van los picores? qué hay que hacer? mi abuelo tiene las piernas fatal!

divagando dijo...

Sí se van. Sólo hay que cortar un diente de ajo por la mitad y aplicar frotando directamente sobre la zona afectada.